Aullido

Aullido
El hombre comparte con el lobo la necesidad de que lo escuchen

martes, 5 de noviembre de 2013

Me quedo con su risa









Un terremoto de incredulidad sacudió ayer las entrañas de los socialistas andaluces cuando conocimos la noticia de la muerte de Cinta Castillo, parlamentaria por Huelva, ex senadora, ex consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, presidenta de la Fundación Doñana 21 y mujer comprometida con su tiempo desde el servicio a los demás. Todos éramos conscientes de que el anuncio de que Cinta se iría para no volver llegaría cualquier mañana de estas; sin embargo, el dolor que nos invade no es en absoluto menor pese a conocer la evidencia. Cinta ha muerto y su pérdida hace mella no solo en el PSOE de Huelva sino también en la escena política y en el seno de la sociedad onubenses.

La trayectoria política de Cinta Castillo es suficientemente conocida y, además, entre ayer y hoy, los medios de comunicación la han explicado sobradamente. Por tanto, creo que no hace falta reiterar su currículum, repleto de responsabilidades de carácter provincial, regional o nacional. Sin embargo, creo que no haría justicia a su figura si no recordara aquí su empeño en fomentar la igualdad entre hombres y mujeres, su afán por contribuir al aumento de la justicia social y su feliz empecinamiento en servir a los ciudadanos desde el Parlamento de Andalucía, lo que le valió en 2003 el premio a la mejor iniciativa parlamentaria del año.

Pero prefiero hablar de Cinta como persona, de la persona que yo conocí.

Comencé a colaborar con ella el 8 de enero de 2008 en la precampaña de las elecciones autonómicas. Me ofreció coordinar su campaña al decidir el partido que encabezara la lista socialista al Parlamento Andaluz. Obviamente acepté y emprendimos lo que con la perspectiva del tiempo considero un punto de inflexión en mi currículo personal y en mi trayectoria política, así como en mi trabajo en las distintas responsabilidades que hasta ahora he desempeñado en el PSOE de Huelva. Recorrimos la provincia de norte a sur y de este a oeste y comencé a conocer a una Cinta en plenitud, dicharachera, sólida, conocedora de las realidades onubense y andaluza y con la suficiente capacidad para lo que a la vuelta de tres meses se le iba a venir encima.

Y sucedió. El presidente Manuel Chaves la llamó para que ocupara la cartera de Medio Ambiente en el Gobierno andaluz. Era abril de 2008 y a Cinta se le abría en canal un futuro esplendoroso al ocupar  un puesto de enorme responsabilidad con evidentes implicaciones en una provincia como la nuestra. Aún no había acabado abril cuando me propuso acompañarla en esta aventura al ofrecerme el puesto de jefe de gabinete de la Consejería. Por contestación le recité el inicio de un fandango de El Cabrero que dice: “A mí me gusta la mar pero el campo es lo que quiero”, lo cual fue suficiente para que entendiera mi entusiasmo por iniciar un periodo que se alargó hasta 2010 en el que pudimos recorrer varias veces Andalucía. En ese tiempo, entre sobresaltos y toma de decisiones transcendentes, tuve ocasión de conocer a una Cinta Castillo firme a la que no le temblaba el pulso a la hora de decidir lo que creía correcto, quizá su mayor virtud.

Lo que vino después perdió los colores del arco iris de los tiempos precedentes. Cinta abandonó la Consejería y al mismo tiempo su salud comenzó a ofrecer señales al principio confusas y más tarde evidentes de que algo no iba bien. Estas circunstancias supusieron un alejamiento incluso físico entre nosotros que culminó ayer con el adiós definitivo con que nos despertamos.

A Cinta se la llevado la misma enfermedad que segó la vida de otro luchador socialista como fue Pepe Cejudo. Esta enfermedad, que tantos descalabros provoca por donde quiera que pasa, ha visitado inmisericorde con su guadaña la casa del PSOE de Huelva varias veces en los últimos años.  Creo que Cinta ha tenido muy mala suerte, por lo que, pese a su empeño personal y a sus arrestos, no ha podido ahorrarnos el disgusto de su desaparición y nos dejó ayer en lo mejor de su vida con tanto que ofrecer todavía. Decir que nadie es perfecto y que todos cometemos errores es una obviedad que bordea lo ridículo, decirlo en un obituario quizá tenga algún mérito. Hoy, a pocas horas de la muerte de Cinta Castillo, me quedo con su buen humor, con su tozudez bien entendida, con sus ganas de vivir, con su compromiso social, con su lucha por la igualdad, con su cercanía, con su amor a Calañas, con su pasión por Punta Umbría, con su socialismo… Sin duda, prefiero quedarme con su risa.

miércoles, 11 de julio de 2012

El fraude de los recortes




























El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha hecho esta mañana en el Congreso de la nación el anuncio de unos recortes brutales a fin de rebajar el déficit público en coincidencia con lo que exige Europa después de acceder a rescatar la banca española. Pese a las mentiras de De Guindos y del propio Rajoy al afirmar que la ayuda a la banca no iba a suponer nuevos sacrificios a los españoles, hoy se han presentado medidas en tal sentido y, lo que da más miedo, parece que solo es un esbozo, por lo que habrá que esperar al viernes para que la vicepresidenta desmenuce una parte de la letra pequeña, ésa que acaba convirtiéndose en grande cuando se descubre que los mayores daños se esconden entre sus renglones.

Mi indignación con los anuncios la dirijo en una doble dirección. Por un lado, hacia el contenido de los propios recortes, obviamente. No puedo estar de acuerdo con que la inmensa mayoría del daño recaiga de nuevo en los de siempre: los parados, los dependientes, los trabajadores del sector público... Ya está bien. Ni una sola medida que afecte a las rentas altas... La subida del IVA ya sabemos a quienes va a perjudicar más: a los de abajo. Se trata de un cambio de modelo. El PP está aprovechando la coyuntura para hacer lo que siempre le hubiera gustado hacer: La aplicacion de un liberalismo brutal pese al coste que supone para la mayor parte de la población y pese a destruir los avances sociales que lograron nuestros padres y nuestros abuelos.

Pero si los propios recortes me parecen un atentado contra el estado del bienestar y contra la propia estructura del Estado, lo que considero una indignidad es que teniendo como tenían decididas estas cuestiones antes de las elecciones del pasado 20 de noviembre, las ocultaran o las negaran para ganarlas. Recuerdo entre la indignación y la rabia que el PP no apoyó ninguno de los anuncios aprobados por el PSOE en la anterior legislatura y que el propio Partido Popular, en la persona de la mujer que gana no sé cuántos sueldos y que se está construyendo un palacio en Castilla La Mancha en un ejemplo de austeridad vergonzoso: María Dolores de Cospedal, se erigía en el "partido de los trabajadores". Es imposible mayor cinismo.


Por todo ello, considero que el PP ganó las elecciones de la peor manera posible: mintiendo a la gente. Una cosa es exagerar alguna cuestión u "olvidarse" de reflejar en el programa electoral asuntos "delicados" -algo que, finalmente, también acaba pagándose-  y otra muy distinta es hacer todo lo contrario de lo que se dijo y perpetrar lo que algunos intuían (mos) y la derecha negaba. En resumen, nos encontramos ante un fraude en toda regla al que no encuentro parangón en la historia de nuestra democracia.

Otro día hablaremos de por qué al PP estas cosas le pasan una factura electoral solo relativa.




jueves, 22 de marzo de 2012

Los mitos de la política

Quedan dos días de campaña electoral y tres hasta que se abran las urnas para recibir papeletas de los ciudadanos. Los partidos nos afanamos en cerrar nuestras propuestas y nuestras críticas al adversario en medio de un ruido ensordecedor que cada cual dirige a quien puede, una, incluso, con dudosas maneras. Sí, hablo también de propuestas, pese a que alguno de los que no quieren comprender que la política es necesaria, sobre todo para los débiles -otra cosa es que haya que mejorar muchas cuestiones dentro de ella-, se agarren de forma facilona a aquello de que "los políticos solo saben pelearse, no plantean nada".

Es cierto que, queramos o no, esa sensación existe en mucha gente, de ahí el desapego que se observa entre política y sociedad y que una parte muy importante de la ciudadanía considere a los políticos como uno de sus principales problemas. Y claro que tendremos parte de culpa. No obstante, voy a intentar desmontar el mito de que los partidos no proponen nada y que solo se dedican a descalificarse.

De inicio cabe decir que esa sensación se contradice con otra muy extendida en el sentido de que se promete mucho y se cumple poco. Por tanto, si se promete es que se proponen cosas y si se plantean es que no nos dedicamos exclusivamente a la descalificación y a la pelea partidaria...

En lo que va de campaña los tres principales partidos que se presentan en Huelva y en Andalucía han planteado cuestiones. Con mayor o menor éxito, pero lo han hecho: El PP parece hacer girar las suyas en torno a la construcción de una carretera entre Huelva y Cádiz, lo cual, con un mínimo beneficio de un ahorro de veinte minutos en el trayecto, supondría un atentado sin precedentes a la integridad de una de nuestra principales joyas: Doñana. Es una nefasta propuesta, al menos para mí, pero propuesta es. IU ha propuesto por su parte la aprobación de una Ley de Fiscalidad Ecológica, con lo que se puede estar o no de acuerdo, pero propuesta es. Y el PSOE ha planteado la aprobación durante la próxima legislatura de una Ley de Cambio Climático que implique a toda la sociedad andaluza en la lucha contra esa amenaza, además de la transformación histórica de La Rábida gracias a una exposición con motivo del 525 aniversario del descubrimiento de América o la apuesta decidida por las energías renovables como motor económico de nuestra provincia. Propuestas son.

A mí me molesta mucho que se critique a los políticos y que se generalice de manera casi siempre interesada -no conozco a ningún apolítico que no acabe haciéndose de derechas-. Por eso más que para defender a mi partido, que ya lo hago constantemente y que mañana prometo una entrada en la que explicaré por qué hay que votar al PSOE y no al Partido Popular, hoy quería desmentir algunos mitos que poco a poco van encontrando peligrosamente acomodo en el inconsciente de los ciudadanos.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Ataque de pánico

El 'campeón' se rajó y no acudió al debate previsto con Griñán y Valderas. Se ha notado tanto que no ha tenido arrestos para confrontar las políticas de la derecha -legítimas aunque a veces ni a ellos mismos les parezcan, a juzgar porque las esconden constantemente- con las de IU y PSOE que hasta algunos de sus correligionarios se han llevado las manos a la cabeza. Y es que el error ha sido de bulto.

Vamos a ver. Pese a que el ir o no a un debate es por ahora principalmente un problema suyo -creo que debería haber una normativa al respecto para que los ciudadanos vieran las distintas posturas de los que aspiran a dirigir sus destinos- la gente tiene el derecho moral de que se produzca. En cualquier país de nuestro entorno el 'campeón' tendría nulas posibilidades de ganar solo por ese hecho. Yo espero que este desplante a la ciudadanía y esta burla a la democracia tenga su coste electoral. Una persona que se esconde de tal forma no puede -no debe- gobernar una comunidad como la nuestra.

Sobre la excusa que ha dado, permítanme que opine brevemente. ¿Cómo se puede tener la osadía de achacar su huida a la supuesta imparcialidad de Canal Sur teniendo lo que tiene en Madrid o Valencia? ¿Cómo es posible que argumente esa patraña? ¿Alguien se cree que esa es la razón y no el ataque de pánico que le sobrevino cuando pensó cómo iba a defender la reforma laboral y los atropellos cometidos por su partido en solo dos meses y medio de gobierno?

Javier Arenas ha tenido miedo, claramente. Hay quien dice que cada uno es dueño de sus miedos y que, por tanto, los administra como quiere y puede; es verdad. No obstante, esto no puede ser nunca excusa para mentir a la gente sobre las excusas de su ausencia y, lo que es mucho más importante, para faltar al respeto a los andaluces, entre ellos a sus propios votantes.

lunes, 12 de marzo de 2012

El Rocío



Hoy voy a cambiar radicalmente de tema. Voy a hablar del Rocío de manera breve. El sábado me di una vuelta por la aldea y lucía así de esplendorosa. Los que me siguen conocen la devoción que profeso por todo lo rociero, la Virgen incluida, claro. Algunos no lo entienden y yo no voy a intentar explicarlo,  mucho menos justificarlo. Es así y ya está. Al día siguiente peregrinaba Valverde, el pueblo de mis ancestros. Sé que la cosa fue muy bien.

Es difícil encontrar una definición que incluya todo lo que es el Rocío. Quizá sea más fácil hablar de cosas que ocurren. A mí me gusta particularmente la sensación de que por unos días  las diferencias se estrechan entre la gente. No digo que todos seamos allí iguales, pero sí que es posible encontrar a gente de toda condición viviendo esta singular fiesta cuya raíz religiosa se pierde en la noche de los tiempos.

En fin, que solo quería compartir esta foto con vosotros y hablar un poco del Rocío conmigo mismo ahora que los días comienzan a alargarse y que la sequía ha hecho que lamentablemente no haya que esperar a mayo para que los caminos se tornen polvorientos.

viernes, 9 de marzo de 2012

La encuesta

Obsérvese la intención directa de voto y los 20 puntos de No sabe No contesta
Resulta que la encuesta del CIS hecha pública ayer mismo sobre las próximas elecciones andaluzas del 25 de marzo pone en evidencia que, como diría Robinson, "no está pescao vendido". El campeón de las derrotas estaba poco menos que repartiendo consejerías entre su gente cuando nada menos que al inicio de la campaña el CIS, ese instrumento que es una herramienta de manipulación cuando gobierna el PSOE y la Biblia cuando lo hace el PP, dice que no, que la cosa está bastante menos clara de lo que Arenas y los suyos creían.

Pero siendo esto bueno no es lo mejor de la encuesta. Lo mejor es que la tendencia es a la baja para el PP desde el pasado verano y al alza para el PSOE desde el mismo momento. El coro mediático de la derecha no lo quiere recordar pero es que esas mismas encuestas le daban en verano hasta 17 puntos, según el grado de euforia de quien las encargara; luego se pasó al resultado de las elecciones generales que, aunque fue una derrota sin paliativos para el PSOE también en Andalucía, la diferencia no pasó de 9,5 puntos. Más tarde vino la de CEPES, que le daba a la derecha casi ocho puntos de ventaja. Ahora viene el CIS y dice que solo 7,2 y bajando y, además, la mayoría absoluta no está garantizada...

Y a todo esto, el personal se va dando cuenta de que la victoria del PP en las generales se cimentó en una gran mentira. Porque de esa manera hay que calificar que no dijeran absolutamente nada de lo que iban a hacer y que lo poco que dijeron -no subir impuestos- lo hayan incumplido a las primeras de cambio (Qué decir del milagro que para la creación de empleo iba a significar la "confianza" generada por el gobierno popular -300.000 parados más en dos meses y medio-. Pero es algo tan duro para tanta gente que mejor no pagarles con la misma moneda que utilizaron ellos todos estos años).

No sé qué pasará el 25 de marzo. La cuestión será disputada y está muy reñida, pero si a este panorama se le une la movilización de los trabajadores ante el ataque frontal y brutal que supone la reforma laboral, lo cual, en mi opinión, ha conseguido que en solo dos meses se haya visto la cara más dura de la derecha y el convencimiento de muchos de ellos de que el PP en absoluto es el partido de los trabajadores como decía Cospedal, comprendo que estén muy pero que muy preocupados.

jueves, 1 de marzo de 2012

Nervios


La reacción de la derecha ante las manifestaciones de estos días contra la reforma laboral pone a mi juicio de manifiesto dos cosas: La primera es que le duele una reacción tan firme de gran parte de la sociedad española ante la primera medida de esas que muchos sabían pero que el PP escondió hasta que la puso en marcha por decreto. Y la segunda es que tal reacción a sus políticas en solo dos meses y medio les ha generado una desorientación "de pronóstico reservado" a quienes creyeron que la mayoría absoluta les daba "permiso" para hacer lo que les viniera en gana. Tanto es así  que las elecciones andaluzas, que Arenas ha creído ganadas (a la cuarta) hasta antes de ayer, comienzan a verlas  más oscuras.

A mí, no obstante, lo que verdaderamente me enfada es la manipulación de estas movilizaciones, lo cual se ha hecho también en doble sentido: El primero, al considerar, a sabiendas de que no es así, que el PSOE está detrás de todo esto y que lo hace a hurtadillas -basta con haber participado en alguna de estas concentraciones para comprobar lo contrario-; y el segundo, haber elevado a norma lo que no es más que anécdota: las algaradas, absolutamente minoritarias si las comparamos con el desarrollo de las marchas durante la inmensa parte del recorrido de todas y cada una de ellas -lo que se llama veracidad, vamos-. Para más inri, culpan también al PSOE de esos altercados. Léase si no lo dicho al respecto por Esperanza Aguirre,.

Es difícil no pensar que la derecha está nerviosa. Ya dije al principio por qué. Y es que han sido cuatro años repitiendo machaconamente que la solución a todos los males tenía solo un camino: la llegada del PP al poder y el nombramiento de un gobierno popular que generara "confianza". Y la confianza parece que no llega. Se anuncian datos de desempleo más duros si cabe que los que perpetró el malvado ZP, y la economía entra de nuevo en recesión. La gente, mucha al menos, que se siente engañada y disconforme con una reforma laboral que no anunciaron y que ahora le pone más difícil, si cabe, su futuro -por no hablar de la subida de impuestos-, se echa a la calle a protestar contra lo que cree injusto. Es así de fácil.

Sin embargo no lo parece, a juzgar por las declaraciones de los líderes de la derecha, que comienzan a cuestionar asuntos básicos como el derecho de huelga o el de manifestación, cuyas conquistas tanto sudor costaron a generaciones de españoles entre las que por razones de edad yo no me encuentro. Es increíble que hoy Rubalcaba haya tenido que puntualizar que los socialistas, como cualquier ciudadano, se manifiestan cuando lo consideran oportuno, o que columnistas de medios de comunicación hayan tenido que escribir cosas como que el derecho de manifestación es éso: un derecho... ¿Qué decir del aplauso con el que se recibe a Garzón en Argentina mientras aquí se le condena o del silencio de los mismos jinetes del apocalipsis que alertaban de la rendición de España ante ETA cuando el anterior Gobierno daba algún paso similar al que ha protagonizado el actual al oponerse "por que no se encuentran razones jurídicas" a la ilegación de Amaiur?
Pues eso.