Aullido

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El hombre comparte con el lobo la necesidad de que lo escuchen

martes, 27 de septiembre de 2011

Mi verdad sobre el Recre

Mi padre murió el 12 de octubre de 2006. Cuando falleció era el socio 272 del Recre. Como seguidor del club desde los años sesenta, al llegar a la capital desde su Valverde natal, me inculcó el recreativismo desde mis tres años, cuando comenzó a llevarme en brazos al antiguo estadio. Con él viví momentos buenos, malos y regulares y uno excepcionalmente bueno: el primer ascenso a primera en 1978. Mi padre fue de los onubenses -no muchos por entonces. Eran otros tiempos- que se desplazaron a Castalia para ver un partido 'amarrado' cuyo 0-0 le valió a nuestro Recre para ascender y al Castellón para mantenerse en segunda. Fue con su amigo Pepe Vargas y supuso, según él mismo, uno de esos momentos que tuvo presente a lo largo de toda su vida. No podré olvidar el recibimiento al equipo en la carretera de Sevilla en lo que hoy es el Palacio (¿) de los Deportes. Más tarde, cuando uno empezó a volar más suelto y comencé a tomar mis primeras decisiones, seguí yendo al estadio, ya solo. Me incorporé al Frente Onuba el primer día que acudió al Municipal y, por qué no decirlo, me convertí aquellos años -las temporadas 84-85 y 85-86 en uno de sus miembros destacados junto con Ignacio, Nardy, Carlos Jesús, Diego, Carlos... Éramos una peña ultra en cuanto al amor por el Recre, aunque alejada del cariz violento que lamentablemente acompaña a algunos de estos movimientos. Muchos de los 'ultras' de entonces son hoy médicos, arquitectos, periodistas, abogados o empresarios.

Son cientos y y cientos los recuerdos que forjaron un recreativismo del que siempre se ha hecho gala en mi familia. Pero hay uno que todos tenemos clavado en el alma: El Real Club Recreativo de Huelva SAD interpuso contra mi padre una querella criminal por injurias y calumnias por escribir una carta en un periódico en la que se criticaba la gestión económica del consejo de administración de entonces -2001-2002- y se dudaba de que estuviera haciendo frente a algunos pagos comprometidos con la Seguridad Social. El juez archivó la querella -firmada por el presidente, Francisco Mendoza Taboada, y por el consejero delegado Michael Andrew Dumois León- una primera vez y el club recurrió el archivo. El juez volvió a archivarla y amenazó en el auto de archivo al propio Recre con iniciar acciones legales contra él mismo por denunca falsa y por intento de coartar la libertad de expresión. Muy fuerte, ¿verdad? Pues en mi casa guardo las citaciones y los autos originales.

Mi padre nunca dejó de ir a ver al Recre ni siquiera en estos momentos. Por supuesto, para él el Recre estaba muy por encima de todas las personas, especialmente de los que firmaron la querella, y siempre tuvo claro que esa gente no le iba a privar del placer de compartir los domingos por la tarde en el estadio.

Hay que decir, claro, que por entonces yo era concejal socialista en el Ayuntamiento de Huelva en el equipo que encabezaba Pepe Juan Díaz Trillo, y que estábamos en contra de la operación que llevó a cabo el Ayuntamiento con mayoría absoluta del PP para convertir al Recre en SAD. Nosotros queríamos hacerlo de otra forma y el caso terminó en los tribunales para acabar finalmente archivado, y por eso fuimos considerados enemigos del Recre. Yo, que ayudé a fundar la peña ultra del club, pasé a ser tratado por el recreativismo oficial como un enemigo...

Siempre dije que el alcalde utilizaba el Recre en beneficio propio. Cuando vinieron las vacas gordas, los,  sin lugar a dudas, mejores momentos deportivos en la más que centenaria historia del club, parecía que el alcalde rematara los saques de esquina. Peleaba por aparecer en las tertulias deportivas la semana anterior a los grandes acontecimientos: los dos ascensos, la final de la Copa del Rey... Y qué decir de la Fuente. Parecía que él era el delantero que nos había llevado a primera o que nos había salvado del descenso. Y entonces, aseguran quienes tienen datos para ello, hubo grupos de empresarios que quisieron comprar el club y acabar con la disparatada situación que se daba de que un ayuntamiento gestionara un club profesional de fútbol. Pero el alcalde no quiso vender. Por entonces la utilización del Recre le proporcionaba votos y ya sabemos que el alcalde usa lo que sea para amarrar un solo voto. No se vendió con el argumento de que "lo que funciona no se toca", aunque fuera la utilización partidista de un símbolo de Huelva.

Pero todo cambió, la lamentable gestión económica del consejo de administración que dirigió el club cuando las vacas gordas llevó al Recre a la ruina, entró en concurso de acreedores -antes suspensión de pagos- y, en resumen, sumió a nuestro equipo en una situación al menos tan delicada como la que se vivió en 1999. El alcalde dejó de ir al fútbol con el peregrino argumento de que sufre mucho, y se fue alejando paulatinamente de la primera línea del club hasta el punto de enojarse con algún periodista cuando se le preguntaba por los aconteceres del Recre al grito de que "¡el Ayuntamiento es una cosa y el Recre otra!" La gente se dio cuenta de que, una vez que el club dejaba -esperemos que momentáneamente- de tener el tirón de antaño en la ciudad, el alcalde se escondía de mala manera.

Este mismo verano, cuando ha comenzado a quemarle entre las manos, ha decidido venderlo. Y, como siempre, lo está haciendo de la peor manera posible: deprisa, corriendo, metiendo en el consejo a gente que pueden finalmente no ser los propietarios si hay otra empresa que puja más por las acciones... En fin, un desastre. Para colmo, el hasta hoy presidente, que puso el propio alcalde en el cargo cuando dimitió el anterior equipo, se siente ninguneado y se ha ido esta tarde.

A mí todo esto me da mucha pena. Yo quiero al club. Mis dos hijos y yo, claro, somos socios y sufrimos con las derrotas y nos alegramos enormemente con las victorias. No sé si alguien pensará que de nuevo soy un enemigo del Recre. Me da igual porque no es cierto. Hoy me apetecía contar esta mi historia y decir abiertamente que el alcalde ha hecho mucho daño al Recre y a algunos recreativistas.

1 comentario:

Esteban dijo...

Me consta y confirmo tu recreativismo, no se me olvida la tarde del primer ascenso, en lo que hoy es el parque Antonio Machado, cuando oíamos al difunto Cotán-Pinto en una radio prehistórica, narrar las incidencias del partido de Castalia.
Tu padre estaba en Castellón, al mío lo vi llorar aquella tarde por primera vez...

Un abrazo de un amigo que lo fue y lo sigue siendo.