Aullido

Aullido
El hombre comparte con el lobo la necesidad de que lo escuchen

jueves, 12 de enero de 2012

La mentira como estrategia

El presidente del Gobierno, mudo, en el Congreso de los Diputados recientemente.
Las primeras decisiones del Gobierno del PP y, sobre todo, la actitud de sus miembros al tomarlas y explicarlas se han convertido en la primera gran metedura de pata de la derecha tras acceder a La Moncloa. Mi opinión es que, se pongan como se pongan, han mentido a la gente cuando han subido los impuestos: sabían que lo iban a hacer pero no sólo lo callaron sino que lo negaron durante la campaña electoral. Dicen ahora que el déficit es mayor que el que les dijo el PSOE: Falso. En todo caso, la desviación proviene de las autonomías, gobernadas en su mayoría lamentablemente por  el PP, luego seguro que conocían los datos y a los responsables de este desvarío.

El segundo error de bulto es la política de comunicación. El silencio de Rajoy no es más que -o  al menos lo parece, y en política lo que parece, es-  una muestra de la mala conciencia ante lo que está haciendo. Después de llevarse años flagelando al PSOE tras la adopción de cualquier medida, después de regodearse con la crisis y de no haber apoyado siquiera las cuestiones con las que todos sospechábamos que podían estar de acuerdo, piden ahora ayuda y complicidad "ante la especial coyuntura económica a la que nos enfrentamos". Es decir, te pido a ti lo que me negué a hacer yo.

Yo espero que la gente se dé cuenta de que entre unos y otros hay diferencias más que notables, esenciales. El grado de responsabilidad que históricamente ha demostrado el PSOE ante los temas de Estado se encuentra en las antípodas de lo que ha expuesto el PP, tanto en la época de Aznar como en estos años de oposición de Rajoy. Por otra parte, los ataques injustificados de la derecha al estado del bienestar y el desmantelamiento de las políticas e instituciones que lo han hecho posible hasta ahora deben de ser suficientes para concluir que Andalucía no puede caer también en manos de la caverna política.

No quiero extenderme mucho, pero no he querido que pasara más tiempo sin expresar mi opinión sobre los desmanes que en menos de un mes han cometido los gobernantes del Partido Popular y sobre las tristes consecuencias que comienzan ya a afectar a la mayoría de los ciudadanos.

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