Aullido

Aullido
El hombre comparte con el lobo la necesidad de que lo escuchen

lunes, 3 de agosto de 2009

Springsteen



¡Qué guapo! Debo reconocer que el concierto del Boss en Sevilla -la foto es del de Bilbao- me ha marcado. Fue de esos momentos, casi tres horas, que te reconcilian con la vida si es que alguna vez has estado peleado con ella. Nunca antes vi tanta energía desplegada sobre un escenario. A medida que Bruce Springsteen iba cantando canciones se me iban olvidando las preocupaciones que a menudo me distraen hasta de cuestiones verdaderamente importantes, vitales. Llegó un momento en el que sólo existíamos Bruce, Feli -que compartió conmigo esas inolvidables tres horas- y yo. Lo demás no es que careciera de importancia, es que simplemente no había sitio para nada más en mi mente.

Fue un reencuentro con el disfrute, con la euforia, con el arte, con la vida misma. Agradezco a este hombre que haya sido capaz de recordarme que es posible olividarse de todo durante un rato cuando las cosas merecen la pena. No me cabe ninguna duda de que el concierto fue una de ellas.

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