Aullido
domingo, 8 de junio de 2008
Manolo
Manolo García es un tío que merece la pena. Es cierto que nunca he cruzado una palabra con él, pero tampoco lo he hecho con Bush y estoy seguro de que no la merece en absoluto. Ayer fui al concierto en el que presentaba su nuevo disco. Volví a experimentar sensaciones como las de finales de los ochenta y toda la década de los noventa, cuando ya fuera en el Pabellón de Deportes del Real Madrid, en el campo de fútbol de Moguer, en el de La Palma, en Punta Umbría o incluso en la Casa Colón viví momentos inolvidables. Manolo sigue con la misma fuerza. Es cierto que los temas antiguos suenan mejor -o quizás es un síntoma de que me hago mayor- pero la energía que desprende sigue siendo comparable a la de aquellos conciertos de El Último de la fila. Por cierto, un gran acierto de Juan Serrato el convertir a Gibraleón en la referencia de Huelva para los grandes conciertos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario